VISITA A LA INDUSTRIA VITIVINÍCOLA DE JEREZ

En un reciente taller de salidas profesionales que San Telmo Business School impartió a nuestros residentes en Puertanueva, se ponía de manifiesto la relevancia del sector agroalimentario como mercado profesional con futuro. Por ello, entre diferentes iniciativas, hemos querido conocer mejor una de las empresas españolas con mayor recorrido en este sector y que hoy, tras más de 180 años, sigue creciendo. 

Bodegas González-Byass

González-Byass fue fundada en Jerez en 1835 por Manuel María González, notable emprendedor y trastarabuelo de Ángela, actual residente de Puertanueva. Ángela integra la sexta generación tras esta prestigiosa firma familiar, referente por su continua innovación, no en balde cuenta con la marca registrada más antigua en España: Tío Pepe. 

Desde sus inicios, esta empresa se enfocó en el mercado internacional, adquiriendo una relevancia que perdura dos siglos después. González Byass vende sus productos en más de 100 países, cuenta con unos 1.000 trabajadores, y en su constante expansión, ha incorporado a la empresa bodegas propias en las principales denominaciones de origen de España, Chile y Méjico.

Visita a las Bodegas

En nuestra interesante visita tuvimos el privilegio de contar con Carlos González-Gordon, como anfitrión. Carlos, Director del área Comercial de González Byass en Europa, nos proporcionó una magistral lección práctica de las claves de esta industria en Jerez. Así comprendimos la singularidad del clima y la tierra Albariza, las características de las uvas palomino y pedro ximénez y, aprendimos cómo se lleva a cabo la vendimia, las fases de extracción del mosto y los diferentes procesos y fases de elaboración del vino, con sistemas de soleras y criaderas o métodos como el encabezado, la hidrolización, etc., que dan lugar a variedades tan diferenciadas.  

Finalizamos esta apasionante visita con una cata en la que aprendimos a diferenciar las principales variedades: fino, oloroso, palo cortado, amontillado, cream y pedro ximénez. Nuestros residentes aprendieron a degustar y entender esta bebida, que forma parte de nuestra historia y que ha de consumirse de forma culta y moderada, sabiendo apreciar en sus matices el espíritu de una tierra, la constancia del trabajo y la ciencia de un oficio que cuidan generación tras generación.

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